jueves, 23 de enero de 2014

Una nueva mirada sobre Fortalezas y Debilidades

Para enfrentar una entrevista de trabajo solía pensar que existían buenas fortalezas y buenas debilidades como por ejemplo “mi fortaleza es la capacidad de trabajar en equipo y mi debilidad es la obsesión por los detalles”. En realidad lo que estaba haciendo era buscar elementos que dejaran satisfecho a mi entrevistador, o al menos eso pensaba yo. Para salir de esta forma de interpretación necesité incorporar una variable adicional muy sencilla, mi cuerpo, y una pregunta “¿Cómo me siento luego de realizar una actividad en particular?”. Por lo tanto, logré comprender una fortaleza como aquella actividad que mientras más la realizo mejor me siento, con más energía y vigor (fuerza física). Por el otro lado, una debilidad pasa a ser aquella actividad que me debilita. De acuerdo al diccionario de la RAE, fortaleza se define como fuerza y vigor y debilidad como la ausencia de fuerza física. No todo entrevistador comprenderá esta nueva visión, sin embargo puede ser de gran ayuda para decidir sobre los siguientes pasos profesionales.

martes, 14 de mayo de 2013

La Claridad de Mente: El Segundo Enemigo Natural

¿Pero no volverá a tener miedo si algo nuevo le pasa? No. Una vez que un hombre ha conquistado el miedo, está libre de él por el resto de su vida, porque a cambio del miedo ha adquirido la claridad: una claridad de mente que borra el miedo. Para entonces, un hombre conoce sus deseos; sabe como satisfacer sus deseos. Puede prever los nuevos pasos del aprendizaje, y una claridad nítida lo rodea todo. El hombre siente que nada está oculto. Y así ha encontrado su segundo enemigo: ¡la claridad! Esa claridad de mente, tan difícil de obtener, dispersa el miedo, pero también ciega.
-Castaneda Cuando leí esto por primera vez, no comprendí absolutamente nada sobre la claridad de visión. ¿Cómo podía comprender a lo que se refería don Juan Matus, si no había alcanzado aún ninguna claridad de visión? Siguiendo con el segundo libro de Castaneda me encontré con lo siguiente
-No quieres perder tu claridad, ¿verdad? -dijo abruptamente. -Eso es muy cierto, don Juan -dije. Rió, al parecer con deleite. -La claridad, el segundo enemigo de un hombre de conocimiento, ha descendido sobre ti. No tienes miedo -dijo con voz reconfortante-, pero ahora odias perder tu claridad, y como eres un idiota, llamas miedo a eso.
Con esto sí logré identificarme. Cuando finalmente logro ver y entender con claridad, no quiero bajo ninguna razón que esa claridad se pierda. Sin embargo, ocurre de todas formas. Nada parece permanecer, todo vuelve a cambiar siempre. Regresa a mi esa confusión, ese no tener claridad sobre los siguientes pasos. Lo que aprendí, es la importancia de la confusión, de ese sentir insatisfacción, ese malestar que se manifiesta como una fuerza desagradable. Don Juan dice en varias oportunidades que él es voluntad. Cuando el camino que he elegido está claro, cuando mi camino tiene corazón, lo mejor que me puede pasar es esta pérdida de visión. Aún cuando el camino es complejo y la cabeza no encuentra tranquilidad, es la voluntad la que me permite seguir adelante, dar el próximo paso. La pérdida de visión es el momento preciso, justo y exacto para trabajar la fortaleza. Esto es lo que aprendí de la segundo enemigo natural.

martes, 18 de diciembre de 2012

El Miedo: Primer Enemigo Natural

He sacado el titulo de "Las Enseñanzas de Don Juan" de Castaneda ya que llevo más de un año reflexionando sobre el miedo. Todo comenzó con la inscripción a un curso de paracaidismo deportivo. Efectivamente, un curso para saltar de un avión en perfecto estado, voluntariamente, descender en caída libre, abrir el paracaídas y aterrizar sano y salvo. Les cuento que no era capaz de abrochar mis propios zapatos antes de subir al avión. Mi cara tenía una sonrisa de nervio pegada, mis pensamientos estaban paralizados, mis movimientos eran torpes y lentos. Lo único que podía pensar era "tengo que saltar" una y otra vez. El instructor repetía "el miedo va a pasar" y "usen la emoción". Yo, dentro de lo que había aprendido, trataba de bloquear el miedo y me daban unos dolores terribles de cabeza. Aprendí que reprimir emociones me daban dolor de cabeza, cosa que nunca antes me había dado cuenta. También, me dí cuenta que, en situaciones limites, la energía de la emoción es tan intensa que mis propios mecanismos de control emocional, fallan y mi comportamiento se vuelve errático. ¿Por qué reprimir la emoción? ¿Dónde aprendí a hacer semejante barbaridad que realmente me aporta nada? Salté del avión esa vez, y otras varias más, sin ningún problema, cada vez luchando menos con mi miedo, dejando que se expresara, cada vez más libremente. Con esto no solo logré disfrutar la experiencia, sino que aumentar mi capacidad de reacción. Me volví más despierto, más conectado, más seguro de mi mismo. Sin embargo seguía con la inquietud,¿por qué gasto energía en tratar de no sentir lo que debería ser natural sentir? Luego me golpeo: Estoy luchando contra mi mismo, emocionalmente hablando. Que agotador es estar constantemente eligiendo sentir una emoción que no es la que naturalmente corresponde. Que lucha más innecesaria. Que negación más absurda. Me di cuenta que llevaba mucho tiempo luchando contra mi miedo, no quería sentir la emoción, no quería experimentarla en el cuerpo. Tenía la curiosa idea de que podía alcanzar un estado dónde las emociones no me molestarían más. Todo para darme cuenta que la cosa era al revés. Para estar tranquilo emocionalmente, era necesario conocer cada una de las emociones que normalmente son gatilladas. Para mi no ha sido tarea fácil, conocer el miedo, experimentarlo hasta que poder usar su maravillosa energía y volverme rápido, atento y estar más vivo. Al dejar de reprimir esta energía, pude ver mejor lo que estaba ocurriendo a mi alrededor, los lugares, sabores, y personas. Es como destinar un montón de recursos a negar lo que estoy sintiendo y para esto necesariamente mi foco está puesto en mi mismo. Además, era necesario pensar el actuar, ya que no fluía naturalmente. Es como si reaccionar fuera un proceso que se piensa cuando las emociones están reprimidas. Las decisiones se vuelven confusas, fallando el proceso de priorizar lo importante. Con todo esto comencé a ver el miedo en el resto, esa emoción que se asoma en otros, y que desesperadamente intentan ocultar. Se manifiestan de diferente manera (miedo a no ser suficientemente linda, a la vejez, a no ser valorado, a no ser amado, etc) sin embargo no son diferentes. Son una sola cosa: ¿Qué estoy haciendo con mi miedo? ¿Lo estoy escuchando? ¿Lo conozco? ¿Lo acepto? ¿Estoy dispuesto a hacer las paces con el miedo para poder actuar y llevar la vida que quiero para mi? Si no me permito experimentar el miedo, nunca voy a saber lo que quiero para mi, ni que tipo de vida podría llevar, como tampoco estar tranquilo con las decisiones que tomo. Por último, me di cuenta que la felicidad no es un objetivo, sino una consecuencia que requiere libertad emocional.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Algo no anda bien y no tengo claro lo que puede ser: ¿Qué es un Quiebre?

Cada vez que alguien me pregunta inocentemente “¿Todo bien?” yo respondo de forma automática “…si…todo bien” sin pensarlo. La verdad es que para mi, nunca está todo bien y siempre algo pareciera necesitar ajuste, corrección, arreglo, o mejora. Muchas veces tengo la sensación de “caer” en esta incomodidad que la puedo sentir en como una tensión en el cuello y en los hombros tensos. Lo curioso es que todos andamos trayendo un gran sabio que constantemente interpreta lo que ocurre en nuestra vida y se comunica con emociones siendo el cuerpo el lugar de recepción. Entonces, mi esposa viaja a Puerto Montt y cuando regresa tiene ya su semana copada con compromisos de trabajo. Como yo disfruto mucho estar con ella sienta unos momentos de rabia. Como no la he visto hace una semana elijo contener esta rabia para aprovechar el tiempo juntos. Sin embargo, me invade esta sensación de incomodidad y no logra disfrutar lo que había planificado para pasarlo bien. ¿Qué ocurrió? Experimenté un quiebre, un momento de “caspitas”, cuando me enteré que a su regreso no tendría mucho tiempo para compartir conmigo. ¿Qué me sucedió? Me quedé en conversaciones “privadas” de juicios personales, “¿Por qué no quiere estar conmigo? Ella prefiere pasar su tiempo con otras personas. Es mi culpa por no escucharla… etc… etc… etc” muchas veces acompañado de “esta mujer tal por cual”. ¿Y qué arregló este dialogo interno? Absolutamente nada, de hecho, lo único que logré fue no disfrutar el tiempo con ella. Lo peor de todo es que ese “enojo” no se va a ir a ninguna parte hasta que no lo manifieste. Así voy construyendo enojo sobre enojo y me voy volviendo cada vez más rencoroso y fácilmente puedo caer en el resentimiento. Esto son los quiebres que genera el quiebre inicial. ¿Cómo puedo hacer para volver a sentirme bien? Lo peor de todo es que es increíblemente sencillo. Primeo, la perdono, porque ella realmente no tiene cómo saber lo que yo sentí a menos que lo comparta con ella. Dado esto, y para avanzar, necesito perdonarla. Ni siquiera es necesario que ella esté presente. Basta con declararlo: Te perdono. Luego, puedo sostener esa conversación privada y hacerla publica. “sabes qué, encuentro injusto que tu tiempo libre lo destines a otras personas”. Y luego lo más entretenido, “¿qué te parece que volvamos a hacer actividades juntos?”. Esto es conversaciones sobre posibles acciones. Lecciones: Primero, comparto mi sentir emocional, y me voy dando cuenta que factor lo genera. Segundo, salgo de la inactividad que generan las conversaciones sobre juicios personales. Tercero, me doy a conocer mostrando lo que es importante para mi. Cuarto, puedo hacer actividades con ella dónde lo paso bien. Por lo tanto, cuanto pregunto “¿Todo bien?” me puedo preguntar “Qué tengo que arreglar”.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Protección y la cercanía con otros

Caminaba por la calle, después de almorzar mientras mi inquieta mente pensaba sobre la perfección, dejando pasar la belleza de los árboles en otoño. La perfección, según mi visión, es comprender que soy un ser imperfecto, y esto me convierte en perfecto tal como soy. Nada nuevo, hasta el momento, pero luego me vino la idea de sentirme protegido. ¿Qué es sentirme protegido? ¿Protegido de qué? ¿Cuáles son aquellas amenazas que me persiguen? La verdad es que no tengo idea cuales son aquellas cosas terribles que mi mente no deja de encontrar. Mi mente es muy creativa, y se le pueden ocurrir una infinidad de cosas, pero no por eso me van a ocurrir necesariamente. Luego vino otra pregunta, ¿Desde cuando me siento desprotegido y cómo ha sido mi vida sintiendome así? Puedo decir que esta sensación de desprotección no es permanente ni constante, se agudiza a extremos inquietantes, pero también se desvanece. Cuando se desvanece me invade una tranquilidad tan grande, que me permite concentrarme en lo que estoy haciendo, y enfocarme en las personas que tengo cerca. Sí, tiene mucho que ver con personas que me rodean. En mi caso, la protección tiene que ver con otras personas, de alguna forma llegue a la conclusión, hace mucho tiempo atrás, que debía protegerme de los otros, y otros como un genérico. Con esto no quiero decir negar que otro me puede dañar, sino que quiero decir que lo que cambia es lo que yo hago con esto. Puedo vivir asustado, o puedo entender que cualquier cosa puede ocurrir, pero que puedo disfrutar mientras no ocurra, o vivir con la preocupación de un evento que aún no ocurre. Entonces, con esta nueva visión, me sentí muy cercano y conectado y tranquilo y concentrado sin que esto signifique mayor esfuerzo. Lo más extraño de todo es que comencé a decir lo que antes no decía, o que me quedaba en la cabeza sin verbalizar, y lo mejor es que ocurría en el momento preciso. ¡Vaya que alivio! no más estarme cuidando, o sobre cuidándome, sino que con la tranquilidad suficiente de poder manejar cualquier situación que se presentara en cualquier momento. ¿Qué sucederá cuando esta emoción se vaya? Entonces me encomendé a las fuerzas del universo, los espíritus, o lo que sea que esté fuera de mi para que me proteja, y el resto lo manejaré yo. Esto es lo que aprendí hoy sobre sentirme protegido.

domingo, 29 de noviembre de 2009

El Espejo y los Maestros

La magia no se ha ido a ningún lado, me sigue acompañando donde quiera que vaya, la pregunta es ¿por qué la olvido? Me distraigo por cualquier cosa, y eso está bien, pero luego me doy cuenta que quedo en un estado distraído, de poca concentración, mirando al olvido, muy dentro de mi. Me pasa seguido y luego algo me hace recordar que para salir de mi encierro soy yo quien tiene la llave maestra. Esa llave es hablar en mi caso. Cada vez que callo prolongo mi encierro, cuando hablo me acerco a la tranquilidad. Tanto tiempo buscando maestros, aquel sabio que me pudiera guiar con sus palabras para luego darme cuenta que en cada persona que me encuentro tengo un potencial maestro. Esa persona me ayuda a verme reflejado, para ver lo que por mi mismo no soy capaz de ver. ¿Qué reconozco en una persona? Lo que a mi parecer me falta, lo que mi alma o corazón necesita para avanzar y conectarme con el ser grande que hay en mi. Si es una herida que veo en otro, me sirve para ver el estado de mis propias heridas. Que no sea aquella vieja herida que no la dejo sanar o aquella gran tristeza encapsulada hace ya tanto tiempo. En esta oportunidad, vi falta de magia en una persona con la que hablaba y me pregunté ¿donde quedó mi magia? Mi magia no estaba, o mejor dicho, estaba, pero ya no la veía. Al no verla, tampoco podía ver lo que era posible, grandioso, in imaginado, o milagroso, había dejado de creer en ella. Entonces hablé con la luna que siempre está dispuesta a escuchar, y le pregunté por qué estaba tan triste yo, qué había cambiado. La luna me contestó de la forma más extraña. El que no cree en la magia, no habla con la luna, así que ¿de que perdida de magia me estas hablando? Fue una respuesta automática, muy lógica así que seguí. "Luna, quiero ser parte de la magia, quiero creer en mi, creer en todo lo que me rodea, y nutrirme de las plantas, el aire, el bosque, el cielo y las nubes". No tengo idea, por qué pedí lo que pedí, pero salio del fondo del corazón. Esto me dejó muy pensativo, volviendo a lugares antiguos de mis recuerdos y emociones pasadas. Luego otra persona me preguntó "Como hago para no estar tan ansioso" Le contesté "¿por qué no quieres estar ansioso?" Nuevamente, sentí que conversaba con un maestro. ¿No hago yo lo mismo, tratando de no estar de cierta forma, prefiriendo estar alegre? ¿Por qué estoy negando lo que naturalmente me ocurre? ¿Qué intento hacer negándome? La respuesta es que no lo se. Si busco explicaciones me puedo alejar más de lo que mi emoción me intenta decir. ¿Qué sucede si me permito estar ansioso? ¿qué tan terrible es? ¿lo puedo experimentar? ¿Pienso que permanecerá para siempre en esa emoción? Fue justo ahí donde la experiencia de la magia y negarme se unieron en mi. Si trato de controlar como me siento pierdo la magia, caigo en un deber ser, un deber estar, y pierdo totalmente el experimentar, el conocer, el aprender. Para el observador que yo soy, mi deber ser me quita mi disfrutar, y con esto dejo de aprender. Doy mil gracias a los maestros que comparten sus inquietudes conmigo, porque me veo reflejado y puedo ver lo que hasta ese momento estaba oculto. ¡Mil gracias maestros por ser mis espejos!

martes, 10 de noviembre de 2009

Los Tres Sueños y un Fantasma

Cada noche he tenido un sueño diferente pero veo que nos son aislados. En el primero me encontraba en una gran casa, una casa antigua, amplia y muy iluminada. En el segundo sueño yo quemaba dos casas con gran satisfacción. En el tercer sueño, la casa era una pequeña cabaña, sostenida por unas cuantas tablas de madera. No era suficiente para la cantidad de gente, cientos, que aparecían en el sueño. Era una cabaña en un lago, donde nos lanzábamos a gran altura para caer como por cinco minutos utilizando tan solo una tabla y tratar que fuera en el agua. Algo así como una caída libre controlada. La principal diferencia entre los sueños que sentí fue lo siguiente: pasé de lo ajeno a liberación para terminar en asombro y aventura. Tres días diferentes, tres emociones diferentes, tres sueños diferentes, tres personas diferentes en una misma persona. ¿Qué dicen tus fantasmas? ¿Dónde están tus fantasmas? y lo más importante, ¿Qué les quieres decir tu a los fantasmas?